jueves, 2 de septiembre de 2010

Una sonrisa que vale oro




El verano, una de las estaciones favoritas del año y también una de las más deseadas por todos. Está comprobado que cuando llega la época estival todos nos sentimos más alegres y también más vitales. En verano a uno le gusta relajarse, desconectar del estrés y dedicar más tiempo a su familia y amigos y, sobre todo, disfrutar de las merecidads vacaciones que parece que nunca van a llegar. Hay mucha gente que aprovecha estos meses para realizar alguna escapada y perderse durante un tiempo en cualquier lugar del mundo. Otros deciden aterrizar en España y pasar un verano muy diferente de al que suelen estar acostumbrados, dejar atrás las cálidas arenas del Sahara, su mágico cielo estrellado y esos penetratntes ojos negros de sus habitantes.


Ésta es la historia de Mariam, una preciosa niña argelina de nueve años que viene a pasar, por segundo año consecutivo, los tres meses de verano con sus familia adoptiva de Cieza, Jose Semitiel y Josefa Martínez junto con sus dos hijos. El mismo Jose, o "Chusco" como le llama cariñosamente ella, fue el que tuvo la acertada idea de cobijar a esta niña que ya la consideran parte de la familia y a la que le han cogido mucho cariño. Cuenta el ciezano que un día vio en un periódico digital un anuncio sobre una organización llamada Vacaciones en Paz, cuya labor principal es acoger a centenares de niños saharauis con el fin proporcionales una estancia agradable conviviendo una familia española y evitarles así los calurosos veranos del Sáhara donde alcanzan los cincuenta grados fácilmente : "El primer año que la recibimos, estábamos mi familia y yo muy nerviosos, toda la noche sin dormir pendientes de si nos llamaban o no".

Jose y Josefa recuerdan con cariño el primer verano que pasaron con ella y todas las experiencias que vivieron juntos: "Lo primero que hicimos fue llevarla a l río porque nunca lo había visto". En Murcia este año han llegado alrededor de 160 niños saharauis y en Cieza no más de diez. Todos vienen mentalizados de que van a pasar un verano España pero tampoco olvidan sus costumbres. Cuando vienen aquí desconectan un poco del caluroso desierto y se relacionan con otros niños que no son de su entorno y con una cultura muy distinta, aprenden sin darse cuenta y se abren a otro mundo que desconcían.


La niña venía desaseada y hasta arriba de arena, con una mochila pequeñita que contenía regalos y comida para el viaje. Andaba algo tímida y asustada, pero no tardó en adaptarse y al día siguiente ya se encontraba como en casa. Una niña muy espabilada que ha aprendido el español muy rápido y ha ganado el corazón de esta familia con su simpatía y dulzura. Eso sí, su genio también lo tiene y cuando le toca sacar su chulería o luchar por algo que quiere lo hace sin ninguna vacilación, como expliaca la familida adoptiva: "Allí no están acostumbrados a tenerlo todo y cuando tienen algo en su poder no lo sueltan porque saben lo que les ha costado conseguirlo, se nota la necesidad que tiene de luchar por las cosas. Ella está mucho más preparada para la supervivencia que mis propios hijos". Aunque, con esa chulería que adoptaba y mezcla de inocencia, no dejaba de sorprenderse con cualquier cosa que veía: "La primera vez que vió los edificios nos dijo qué cómo podíamos vivir uno encima del otro. También le chocaba mucho ver un grifo de agua, las escaleras mecánicas le daban mucho miedo y cada vez que ve un helicóptero o un policía se esconde" contaba la familia.


Otra de las anécotas más divertidas que recuerdan es cuando la llevaron al zoológico y lo mal que lo pasó Mariam cuando vio por primera vez en su vida una jirafa o una avestruz, no quería acercarse y chillaba desesperada: "Aquello nos hizo mucha gracia, ella sólo conoce las cabras, los camellos, el perro, el burro, la culebra, el lagarto y poco más".

Josefa y Jose están deseando hacer un viaje al Sáhara para conocer a su familia y sus costumbres y también ayudarles en todo lo que puedan, ya que no sólo ayudan a una persona, sino a toda una familia: "Hay que ir psicológicamente preparado. No es un viaje de placer, te vas con un maletón y te vuelves sin maleta".

Mariam es muy feliz donde vive, está deseando ver a los suyos de nuevo y a todos su hermanos. Esto demuestra que allí los niños son muy alegres y que no necesitan grandes lujos para para ser todavía más felices ya que no han conocido más que lo que ven en el desierto. Jose está de acuerdo con ello: "Los niños aquí no vienena buscar cariño porque el cariño ya lo tienen en casa. Lo que les falta es alimento, asistencia médica, tener una casa en condiciones. Lo básico. Muchos niños viene por el tema de las vacunas o para curase aquí en España". En el caso de Mariam, ahora que se encuentra en España, está perfectamente sana y salta a la vista la vitalidad que tiene, lo único que echa de menos es el amor de un padre que en El Sáhara no tiene ya que allí los hombres son más independientes y apenas tienen trato con sus hijos, especialmente con las niñas: "Conmigo se vuelve loca y cada vez que me ve llegar me da besos y abrazos. Se nota que le falta el cariño de un padre".


A Josefa le encantaría que esta divertida y dulce niña se quedara este invierno con ellos para que pudiera estudiar en un colegio con mejores condiciones que el suyo del Sáhara. Por el momento, tendrán que esperar. Sin embargo, toda la familia se queda la satifacción de ver a Mariam feliz y alegre, que vuelve sana a su país y sobre todo son conscientes de la buena labor que hacen: "Nos encanta ver la cara de satisfacción cuando le damos cosas y vemos que disfruta, que sonríe, nos gusta mucho sorprenderla. Ahora mismo ella no es consciente, pero cuando cumpla treinta años estamos seguros que se acordará de todos nosotros".

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El amigo que te quiere para toda la vida

"¡Mira mamá, qué perro tan bonito! Parece el del anuncio de Scottex... cómpramelo por favor... prometo cuidarlo todos los días y quererlo mucho... yo me voy a encargar de él siempre..." (15 de marzo, 2008)
"¿Protectora de animales, dígame? Sí.. un labrador de unos dos años recién encontrado en la carretera más cercana con síntomas de deshidratacón y totalmente desnutrido... De acuerdo, vamos a recogerlo ahora mismo, gracias" (27 de julio 2010)

¿Cuántas veces en nuestra vida habremos oído estas historias de perros abandonados en las peores condiciones que uno se pueda imaginar? La verdad es que es un tema tan desagradable que muchas veces preferimos hacer oídos sordos y no darle la suficiente atención que merece. Pero se trata de una realidad con la que convivimos cada día y las ayudas (ya sean económicas, de voluntariado, etc) muchas veces escasean. Lo más triste de todo esto es que, en pleno siglo XXI, todavía haya gente que no tiene ni una pizca de bondad en su corazón y trata a los animales como si fueran simples objetos, maltratándolos y torturándolos sin piedda alguna. Se trata de un problema que sigue ocurriendo especialmente en España, donde el índice de abandono de animales es uno de los más altos de Europa. En países como Alemania, Suiza o Francia, esto sería impensable. Por tanto, ¿qué pasa en España con los animales?, ¿dónde está el problema? Ni las campañas publicitarias parecen ser de gran ayuda si todos los años se recogen más de un millón de perros abandonados en los peores lugares imaginables...

Sin embargo, y afortunadamente, hay mucha gente buena que dedica su vida entera a ellos, a protegerles y a cuidarles, gente como Virginia Tormo Pérez, la presidenta de la Protectora de animales Pintor José María Párraga que se encarga de recoger a miles de perros y gatos abandonados, cuidarlos y curarlos para buscarles finalmente un buen hogar donde tengan todo el cariño que se merecen. No obstante, el amor a los animales no es sufieciente ya que esta protectora necesita grandes ayudas económicas para salir adelante con el fin de comprar un terrero y construir en un futuro una protectora en condiciones y con buenas instalaciones. Ese el sueño de Virginia y cada día sigue luchando por conseguirlo: "Yo tengo la esperanza de que esto cambie con el tiempo. Todavía falta mucha sensibilidad, pero a la larga la gente lo irá viendo. Los perros no son juguetes y hay que respetarlos. Tiene que cambiar la mentalidad muchísimo para que este problema vaya desapareciendo poco a poco." Así es, con la cultura y con estudios la gente se da cuenta de que los animales sufren, muchas veces se trata de una cuestión de ignorancia. Por otra parte, los gastos que acarrea la protectora son muy grandes y tampoco reciben ninguna subvención de ninguna parte: "Tenemos socios que colaboran económicamente y también hay gente que da donativos. Pero esto es una gasto enorme y todavía necesitamos más ayuda. Cada dos o tres meeses hacemos cenas benéficas, montamos un mercadillo y cosas así".

La protectora colabora activamente con Alemania, ya que en este país se adopta cualquier animal y de cualquier edad, al contrario de España donde existe más demanda de cachorros en vez de perros adultos, como así explicaba Virginia: "En España la mentalidad es muy atrasada, y cuando deciden adoptar sólo piden cachorros. Lo ideal sería que se hicieran manifestaciones para que la gente se conciencie de lo que pasa y que también los medios de comunicación trasmitieran este mensaje. En países como en Alemania, tienen un sentido más cívico con los animales, y eso lo notamos porque trabajamos con ellos". Otro de los aspectos que presenta la protectora es que todos los perros tienen que estar castrados, requisito indispensable. Además, no todo el mundo puede adoptar, las personas interesadas han de pasar un serie de pruebas para comprobar que están en perfectas condiciones y que en un par de meses estos perros no volverán a encontrars en ninguna carretera abandonada.


Virginia dejó hace mucho tiempo las aulas para dedicarse a esta labor tan sacrificada pero a la vez tan gratificante. Cuenta la maestra que un día iba de camino al trabajo y durante el trayecto se encontró a un pastor alemán en muy malas condiciones, lleno de garrapatas y hundido totalmente en la miseria. Aquello le produjo tanto dolor que no esperó un segundo para llevarlo al veterinario y a partir de ahí empezó a trabajar con los veterinarios y echar una mano en todo lo que podía: "Fue tan duro ver aquello que me dije a mí misma que eso tenía que solucionarlo, no podía ignorar lo que estaba viendo y pasar de largo".

Esta maestra, con una gran fuerza física y espiritual junto con su bondad infinita hacia los animales, ha tenido que sacrificar muchas cosas para dedicarse a estos perros y gatos ya que esta labor la hace sin ánimo de lucro y totalemnte desinteresada: "Yo tengo que estar aquí todos los días, los 365 día del año desde que me levanto hasta que me acuesto. Los perros no entienden de vacaciones". Se define como una persona muy fuerte que ve la necesidad de estos animales y de esta manera se olvida de sus problemas porque sus peludos y fieles amigos la necesitan más que nunca: "Los animales son más agradecidos que las personas. Si tú los tratas bien, ellos también te tratan bien". Todos los perros de esta protectora están castrados, vacunados y perfectamente sanos.

Aún así, no todos los perros que tienen en estas instalaciones son los únicos que la protectora cuida (ochenta perros en total) sino que hay muchos que se encuentran en casas de acogida y también en residencias ya que el espacio de esta antigua vaquería reformada es muy limitado para que convivivan tantos animales juntos, como así apunta la presidenta: "Los perros tienen dignidad y también tiene su espacio a la hora de convivir. Eso es muy importante, no los podemos tener todos apinñados como si estuvieran almacenados".

En resumen, tras concluir mi visita a esta la protectora de animales me sorprendió y a la vez alegró mucho comprobar lo felices y sanos que están todos lo perros que se encontraban allí. Todos llenos de vitalidad y felicidad, corriendo y saltando a pesar de las pésimas condiciones en las que venían muchos de ellos, todos estaban recuperados y muchos recuperándose. Con los pocos medios que cuenta la organización, las instalaciones estaban perfectas y no les faltaba de nada a los animales. El fin que persiguen está muy claro: educar, cambiar la mentalidad a la gente, concienciar, enseñar, que sepan que los perros sufren y sienten como nosotros... y por supuesto contar un día con unas instalaciones adecuadas y que más gente se anime a ayudar porque de verdad que es necesario. Gracias a personas como Virginia muchos animales se encuentran ahora en buenas manos y afortunadamente existe mucha gente que se preocupa por ellos. Sin embargo, aún queda mucho por hacer... Entonces, ¿por qué no intentarlo?